miércoles, 14 de diciembre de 2016

Reflexiones sobre un mundo extraño

 ¿Que pasa cuando una pistola es introducida en nuestra boca?


 Si el que la introduce es otro, es bastante sencillo: Durante un instante ,él , se transforma en un dios inmisericorde ante el cual la insumisión significa una muerte segura. Esta fracción de tiempo infinita y terrible solo nos dejas dos salidas: Vivir sometidos brevemente o morir inmediatamente.
Pero, y ahora llega la parte interesante de la cuestión, ¿Que pasa cuando los que insertamos la pistola en la boca somos nosotros mismos?
Aún más ¿Por que optamos por la boca?¿No es la sien o la frente un sitio más seguro para ver cumplido nuestro propósito?
Hay algo terriblemente trascendente en ese gesto ( Por la boca muere el pez, no hay que olvidarlo) ¿Acaso nos transporta a ese gesto de lactante que es chuparse el dedo? Intentamos refugiarnos en nuestros principios para hacer frente a nuestros finales, la vida y el tiempo es circular, dos momentos coexisten en un mismo momento. El joven Kurt se chupa el dedo al mismo tiempo que el viejo Covain lame una escopeta cerrando el ciclo.
A pesar de toda esta trascendencia, el final esta cantado, quizás por haberse convertido casi en un fenómeno natural. ¿Buscamos regresar a esa ingenua felicidad infantil cuando apretamos el gatillo? Nunca lo sabremos.
La bala atraviesa nuestro cráneo, buscando nuestro recuerdos felices. Encuentra el amor hacia la familia, los veranos con los amigos, el primer amor, la primera vez, aquel libro que nos supo enamorar, ese cantante que solo cantaba para nosotros en una sala llena de gente...
Todos esos recuerdos salen de nuestra cabeza para estamparse contra una pared de hormigón gris como un súbito florecimiento de primavera. La pistola cae de nuestra mano totalmente saciada después de eyacular, mientras exhala el humo del cigarrillo de después.
Para ella ha sido algo mecánico y nada trascendental.

sábado, 31 de octubre de 2015

Todo es cuestión de perspectiva III

Víctima 1 de 5                                             caso 1j 36#32




                    La víctima es encontrada en un pequeño claro del bosque de (.... ) en el distrito de (... ). Se trata de un varón caucásico, entre 20-25 años. Pelo castaño, ojos marrones y complexión media. No se encuentra ropa, ni documentación al lado del cuerpo. El único objeto encontrado es una linterna pequeña con las pilas agotadas. El cuerpo se encontró a 10 kilómetros del campamento, gracias a unas extrañas llamadas al número de emergencias. La escena es dantesca.

Informe del forense.

La víctima responde al nombre de ( ... ), ha podido ser identificada gracias a la ficha dental. El cadáver está parcialmente devorado, algunas partes parecen perfectamente conservadas, mientras que otras están mordidas y desgarradas hasta el hueso. No parece hecho por ningún animal salvaje conocido, es más, la mandíbula que llevó a cabo los mordiscos es extrañamente humana y animal a la vez.
Lo más extraño es que el cuerpo está muy bien conservado a pesar de que la hora de la muerte fue a las 12:00 pm el 31 de octubre de ( ...  )  el cuerpo parece recién abatido. Ningún otro animal ha tocado el cuerpo.


      Fin del informe forense.

Carta anónima a un periódico (........)


¡Él ha atacado! y volverá a matar. Hemos olvidado neciamente a los antiguos dioses. Neciamente nos hemos refugiado en nuestras ciudades y hemos esperado que él se olvidara de nosotros como nosotros de él. Por un tiempo ha sido así. Pero ya no más. Volverá a atacar esta noche, no lo oiréis, no lo veréis llegar, pero en cuanto levantéis los ojos de este papel, él os atrapará al lado de vuestra cama.

Publicado el 31/10/2015 en el (..........)




jueves, 29 de octubre de 2015

Todo es cuestión de perspectiva. Parte II







¿Dónde?

No, esa es una mala pregunta.

¿Cuándo?

No merece la pena saberlo

¿Cómo?

Nadie lo sabe

¿Quién?

Yo misma

La oscuridad al maestro.



           

                       El bosque estaba tranquilo, ni un ruido rompía el silencio de la noche. Una noche de un negro elemental, primigenio, un color que no se había visto desde la noche de los tiempos.

Yo, yo no hablo, pero lo siento todo, me muevo entre arboles milenarios, como una sombra más.

En las noches sin luna, la gente muere.

La gente ¿Qué es de ellos?

Ya no rondan mis dominios, no bailan en mis bosques, no pronuncian mi nombre, lo han olvidado...

Ahora se sienten seguros... o eso dicen.

Me muevo por el bosque, en silencio, como el viento.

No se que busco, pero se que lo encontraré.

Se que será humano.

¡Como han cambiado las cosas! ¿Cuando dejé yo de rondarles para ocultarme en esta oscuridad?

¡Es ironico! ¿Quién podría pensar que algo tan lametable como los seres humanos, una criatura que lo tenía todo en contra, podía llegar a colonizar la tierra?

Llego a un claro en el bosque.

Encuentro lo que buscaba.

La luz me llama, la luz de su linterna.

La criatura que sujeta la linterna, es de estatura media, calvo excepto en la cabeza y algunas partes de la cara, viste extraños ropajes y tiembla de terror.

Aún no me ha visto, su visión parece limitada en la oscuridad. 

Empiezo a estudiarlo con cuidado de no ser visto. 

Es un especimen interesante.

El especimen solloza y jadea.

Un ratón rompe una rama a mi lado, un haz de luz me sorprende con la guardia baja, él chilla ¡Me ha visto!

Da igual, tengo... hambre.

Corre.

Tropieza.

Corre.

Tropieza.

Caé.

Rueda.

Intenta arrastrarse.

Le salto encima.

Chilla

Sangre y carne caén por igual en mis fauces.

Mi hambre, se apacigua, el gran colonizador yace, semi devorado a mis pies, ellos nuncan me ver llegar, pero he de reconocer que aquellos que  me ven, son..., eran...





...DELICIOSOS


martes, 27 de octubre de 2015

Todo es cuestión de perspectiva. Parte I





¡Oh! ¿Pero no oyes las voces de la oscuridad?
Tranquilo nadie las oye hasta que su alma se oscurece.

El maestro a un pupilo.



                                            

                              En buena hora se me ocurrió, aceptar esa invitacion de mis amigos para acampar por la noche en este maldito bosque. ¡Ay si lo hubiese sabido! ¡Si aquella mañana hubiera conocido lo que en la noche me aguardaba!
¡Ya es tarde para arrepentirme!, llorar ya no sirve.

El bosque que me rodea es oscuro, amenazante, caótico y....
terrorífico.
En mi estómago y por toda mi espalda noto una sensación que supera el más amplio de los terrores. Lo que siento no es un simple escalofrío o un presentimiento, no, lo que siento es la más profunda, terrible y mórbida de las certezas.

Si, una certeza, la certeza de unos invisibles ojos mirándome y de unas intangibles fauces buscándome en la oscuridad.

Giro sobre mi eje varias veces, buscándolas, pero no las veo, quizás sea mejor así.

Tiemblo.

Mi única arma es una linterna.

La esgrimo,  como si tuviera el poder de defenderme de cualquier cosa poco más tangible que la oscuridad, e incluso esta, parece volverse cada vez más sólida.

Como una terrible trampa.

Y yo, tiemblo como un insecto en una increible desgracia.

Ya llega....

Lo último que veo es una sombra, temible, terrible y mortal que sale de la oscuridad y atraviesa el espacio rápidamente hacia mi rostro.


martes, 15 de julio de 2014

El Verdugo

                     El sol empezó a despuntar en el horizonte, la ciudad de Bagdag empezó a despertar, perezosa. 
La sombra de orgullosos minaretes se dibujaba en el suelo de la plaza, a la derecha de esta, se encontraban los asientos para los magistrados; el califa, su sequito y uno o dos ciudadanos notables; en el centro, el cadalso esperaba imperterrito al acusado. El verdugo; un hombre que rondaba los cuarenta, fuerte y velludo, vestido de negro y con capucha; esperaba en una esquina. El verdugo había matado a mucha gente a lo largo de su carrera, antes como soldado, ahora como verdugo, pero, por primera vez en su vida le temblaba el pulso. El acusado era su único amigo... y ahora él, un paría de la sociedad, se veía obligado a acabar con su único benefactor. El brillo de su cimitarra le devolvió a la realidad: El hombre había sido condenado ¡ERA SU DEBER! 
Pero aún así...
Se resignó y encomendó el alma de su amigo al altisimo. 


Koldo Ugarte Diez

viernes, 18 de abril de 2014

El relato del sabio

Aunque ahora, mi barba sea blanca como la nieve de las altas montañas y mi piel este curtida por el sol y la arena del desierto, hubo un tiempo en que mis ojos rezumaban inocencia y mi rostro era imberbe. 
En aquel tiempo, yo tenía un maestro sabio y bondadoso al que quería y respetaba mucho, el vivía en una austera cabaña y gente de todos los lugares del mundo acudían a preguntarle o a pedirle que mediara en algún asunto. Un día, estando yo a su lado, nos vinó una mujer que decía ser una antigua noble que había caído en desgracia ante Alá, pues un demonio, la poseía por las noches, haciéndola llevar a cabo delitos, los cuales debía expiar con multas. Quedando así reducida su fortuna a la más terrible pobreza. No sabiendo y no habiendo trabajado nunca, pidió a mi maestro que exhortara al demonio, antes que la ruina a la que la llevaba la obligara a tener que trabajar. 
Mi maestro preparó un sencillo ritual, en este, la noble tenía que fingir estar trabajando. Entonces una sombra oscura y ligera como el humo  apareció sobre la noble. Mi maestro cogió la sombra, la metió en una vasija y la selló. La noble dió las gracias y se fue. 
Yo, intrigado, pregunté: 
- ¿Qué demonio es el que tan mal ha hecho obrar a la mujer?
El maestro respondió:
- La pereza, pues nos lleva a no ayudar al prójimo y cometer ignorancias. La pereza es el enemigo de los sabios y los justos.

Continuará........

El sabio y el anillo

Cuentan las viejas leyendas, que una vez, estando un viejo sabio caminando por las calles de Bagdad se encontró con un joven muchacho que le miraba con admiración desde una escalera de piedra. No habiéndose decidido el joven a abordar al sabio, este se acercó a él.
- ¿Qué es lo que te inquieta hijo mío ? - preguntó el sabio.
- Lo que me inquieta, ¡oh bondadoso benefactor!, es un problema harto difícil de solucionar y que tiene que ver más con la noche que con la ley del día.
Verás, yo , aquí, donde me ves, soy hijo de una rica y caritativa familia. 
Un día habiendo refugiado durante la noche a un peregrino, este nos hizo un humilde regalo, en apariencia. Era un anillo pequeño y de poco valor. ¡Cual sería nuestra sorpresa al ver que en la noche, esté creó otros seis anillos! Además estos, a diferencia del original, estaban ricamente ornamentados. Pero las gracias que no provienen de Alá, suelen atraer la maldad hacia el que las recibe. Un día, estando nosotros hablando del portentoso anillo, un visir, ¡serpiente codiciosa!, nos oyó y nos pidió un tributo extra. Los tributos fueron superando a la cantidad de anillos producidos diariamente y mermando nuestras riquezas. Hoy, mi familia es pobre, tanto, que el tributo que nos pide es la entrega del anillo original 
- ¿Qué habríamos de hacer ? 
El sabio, se rasco la barbilla, meso su barba y contestó: 
- Te ayudaré, pero antes te contaré una vivencia de mi juventud para que te sirva de ejemplo.

Continuará......